Cenizas

Amybeth creció en un orfanato acompañada de su cuidadora Mery, quien la recogió en la puerta cuando a penas tenía cuatro años de edad en mitad de una fuerte nevada. Tres años más tarde fue acogida por una pareja que ansiaba convertirse en padres, pero el sueño de Amybeth de crecer con el amor de una familia se esfumó tan rápido como llegó Cassie, su hermana, a su vida.
Desde entonces todo fue caos hasta que al cumplir los dieciocho años, sus padres adoptivos decidieron dejarla a su suerte. Amybeth comenzó la Universidad y allí conoció a Jennifer, quien sería su compañera de piso y además su mejor amiga. También conoció lo que era el amor gracias a Jack, al tener a una persona que de verdad se preocupase por ella, queriéndola pese a sus defectos y animándola a seguir adelante cuando creía que la vida ya no tenía sentido. Conoció el significado de la palabra madre, entendió el valor de las decisiones y la importancia del amor propio, porque a veces tenemos que aprender a querernos a nosotros mismos antes de querer a los demás incluso si al hacerlo debemos dejar nuestros sueños a un lado.