La historia que le escribí a Romu y que le obligué a protagonizar
Autor: La narradora
ISBN: 9788412093391
Editorial: Cuatro Hojas
Género:
IBIC: FA FICCIÓN MODERNA Y CONTEMPORÁNEA
$355.00 MXN
Subí al desván. Allí estaba sucediendo la Historia que yo, como cuentista, iba a relatar. Escribí la primera frase y me puse a decorar la erre que inauguraba la obra, sin advertir que la Historia seguía avanzando. Escuché la voz de sus diálogos cuando se desarrollaba en la habitación de Carmet. Tomé mi libreta y corrí tras ella.
A noventa renglones de distancia, Carmet asomaba a la ventana y descubría un mundo de otro siglo en el jardín. Luego, saltaba desde el alféizar e instaba a Romu a seguirla. Encantadoras criaturas, como Juan sin miedo, las esperaban para emprender un viaje en busca del miedo.
Era la primera vez que Romu entraba en un cuento y, ya en el capítulo III, concluyó que lo que allí pasaba no era muy normal. Comenzó así una extensa crítica acerca de no sé qué alteraciones de las leyes físicas, naturales y del sentido común, basándose en que, según ella, los animales y los objetos no hablan, y las narradoras no pueden colarse en los libros que escriben, y es imposible que Juan sin miedo no sepa qué es el miedo y pregunte cuál es el medio de transporte que utiliza… En fin, lo que viene siendo un simpático y dicharachero cuento de hadas.
Descripción
Subí al desván. Allí estaba sucediendo la Historia que yo, como cuentista, iba a relatar. Escribí la primera frase y me puse a decorar la erre que inauguraba la obra, sin advertir que la Historia seguía avanzando. Escuché la voz de sus diálogos cuando se desarrollaba en la habitación de Carmet. Tomé mi libreta y corrí tras ella.
A noventa renglones de distancia, Carmet asomaba a la ventana y descubría un mundo de otro siglo en el jardín. Luego, saltaba desde el alféizar e instaba a Romu a seguirla. Encantadoras criaturas, como Juan sin miedo, las esperaban para emprender un viaje en busca del miedo.
Era la primera vez que Romu entraba en un cuento y, ya en el capítulo III, concluyó que lo que allí pasaba no era muy normal. Comenzó así una extensa crítica acerca de no sé qué alteraciones de las leyes físicas, naturales y del sentido común, basándose en que, según ella, los animales y los objetos no hablan, y las narradoras no pueden colarse en los libros que escriben, y es imposible que Juan sin miedo no sepa qué es el miedo y pregunte cuál es el medio de transporte que utiliza… En fin, lo que viene siendo un simpático y dicharachero cuento de hadas.
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