Que la lágrimas sean de risa
Autor: Adriana Gallardo
ISBN: 9788412427424
Editorial: Con M de Mujer
Género:
$384.00 MXN
Cuando era pequeña me llamaban mucho la atención en el colegio porque siempre estaba en las nubes. Nunca he podido evitarlo, tengo tanta imaginación que a veces ésta juega en mi contra. Cuando sueñas y sientes tanto a una cierta edad los pensamientos se te desbordan y te dejas guiar por tus emociones. Me tacharon de la niña rara y no me quitaron esa etiqueta prácticamente hasta que entré en bachillerato. Me costaba gestionar mis emociones, le daba muchad vueltas a todo. Pensaba tanto las cosas que al final no hacía lo que quería por pensarlo demasiado. Escribo lo que pienso porque si lo pienso no lo escribo. Con 12 años comencé a escribir ‘Que Las Lágrimas Sean de Risa’. Estaba tan frustrada de ser incapaz de decir lo que me molestaba que comencé a escribirlo. Lo que me incomodaba, lo que me enfadaba, lo que me entristecía, lo que me dolía. Y de alguna forma, hice de mis problemas la solución a ellos. Ahora, con 19 años doy por terminada una etapa. Si me conociste hace tiempo déjame presentarme de nuevo, porque esa Adriana no existe. Pero hay algo en común que tanto la Adriana del pasado, la del presente y la del futuro tienen y tendrán. Caeré todas las veces que hagan falta pero siempre me levantaré.
Descripción
Cuando era pequeña me llamaban mucho la atención en el colegio porque siempre estaba en las nubes. Nunca he podido evitarlo, tengo tanta imaginación que a veces ésta juega en mi contra. Cuando sueñas y sientes tanto a una cierta edad los pensamientos se te desbordan y te dejas guiar por tus emociones. Me tacharon de la niña rara y no me quitaron esa etiqueta prácticamente hasta que entré en bachillerato. Me costaba gestionar mis emociones, le daba muchad vueltas a todo. Pensaba tanto las cosas que al final no hacía lo que quería por pensarlo demasiado. Escribo lo que pienso porque si lo pienso no lo escribo. Con 12 años comencé a escribir ‘Que Las Lágrimas Sean de Risa’. Estaba tan frustrada de ser incapaz de decir lo que me molestaba que comencé a escribirlo. Lo que me incomodaba, lo que me enfadaba, lo que me entristecía, lo que me dolía. Y de alguna forma, hice de mis problemas la solución a ellos. Ahora, con 19 años doy por terminada una etapa. Si me conociste hace tiempo déjame presentarme de nuevo, porque esa Adriana no existe. Pero hay algo en común que tanto la Adriana del pasado, la del presente y la del futuro tienen y tendrán. Caeré todas las veces que hagan falta pero siempre me levantaré.
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